Volar y bailar


A mi viejo amigo,
No tengo muchas esperanzas de que recibas esto. Puede que ni siquiera quieras abrir el sobre. Pero yo tengo tanto que decirte…

Llegué a esta tierra hace ya cinco años. Como muchos otros, no conocíamos las dificultades que enfrentaríamos, pero yo estaba feliz. Los bosques eran hermosos y los cielos azules. La tierra era fácil de cultivar y no escaseaba ningún recurso. Nos costaba lo nuestro, sabes que no reniego del trabajo duro. Pero daba frutos y estos eran para nosotros. ¡Para nosotros! ¿Te lo imaginas? Nada de mandamases viviendo de nuestros esfuerzos. Nada de vagos. Aquí todo el mundo tiene una función y solo a los niños se les permite recibir sin dar nada a cambio. Sin embargo, es fácil.

Poco a poco conseguí mi gran sueño. Quizás no en el gran teatro que hay cerca de nuestra antigua casa, pero es tan maravilloso como imaginaba. Una vez organizadas las necesidades básicas, hemos empezado a juntarnos según nuestras pasiones.

Sí, sé que, si estás leyendo esto, te habrás echado a reír. Siempre decías que usaba demasiado la palabra pasión, pero sigo sin encontrar otra para describir lo que siento cuando bailo.

Los primeros en sugerirlo fueron una agrupación de artistas de lo más variada. Allí conocí a Lucas. Es tan tímido como yo y eligió el mismo lugar discreto para observar el discurso… Decidieron montar una fiesta para que cada persona encontrara a gente afín y organizaran algo. Los constructores montaron la tarima, los artesanos elaboraron los instrumentos para los músicos y Lucas me regaló los zapatos con los que di mi primer baile aquí.

Ver a todo el mundo sonreír y bailar conmigo es lo más bonito que he visto nunca. Aún mejor de lo que imaginaba. ¡Me abruma intentar describirlo con palabras!

Empecé a entenderte hace tres años. Tuve a mi primera hija. Ahora ya intenta ponerse mis zapatos y bailar como yo. Me siento muy orgullosa. Pero también quiero protegerla de todo mal y que esté a mi lado para siempre. Qué doloroso veo ahora que fue, lo que hiciste tú tanto tiempo atrás. Me querías y ahora veo que decías la verdad, cuando me dejaste. Me dijiste que necesitabas dejarme ir, porque yo no sería feliz tras cuatro paredes ni tú volando junto a mí. Dijiste que lo peor sería verme marchitándome con los ojos clavados en la ventana. Dijiste que debíamos tomar caminos diferentes porque, aunque habíamos aprendido a querernos, nuestras rutas no eran las mismas. ¿Sabes cuánto te odié por decir esas palabras?

Creí que eran excusas para deshacerte de mí. En tu pausada voz siempre hubo mucha sabiduría y ese día no la vi. Dijiste que me recordarías con cariño y que esperabas que algún día yo hiciera lo mismo.

No tengo palabras para agradecerte lo mucho que ha significado para mí. No habría tomado esa nave. No habría encontrado mi sitio. Tú quisiste lo mejor para mí, a costa de tu corazón.

Le contaré a Belinda sobre un hombre, muy alto y risueño, con un corazón tan bondadoso y sabio, que dejó a su madre volar porque sabía mejor que nadie lo que es la felicidad.

Espero que te encuentres bien.
Con cariño,

Tu amiga que no te olvidará.

Más...

El sol en los ojos

Y entonces llegó él

RatonciThor

Susto en la Biblioteca