Mil miedos


Si pudiera reconocer
los distintos modos que viste el miedo,
temería primero la vejez,
que sabe lo que yo solo espero.

Después como enseñan la historia,
los libros y la educación,
el estúpido que se vanagloria
es de todos, siempre, el peor.

Tras ello, la herida que sangra y duele,
los gritos que no se pueden oír,
tras nuestra tierna cárcel de pieles,
otro gran temor es sufrir.

Y abrazar lo desconocido,
cruzando distancias y miradas,
no ver dónde existe un amigo.
Lo que no entiendo, me extraña.

Ocultar y encerrar el llanto
de cuando nos quema un recuerdo,
no entender que esos sucesos
definieron este momento.

No querer madurar a tiempo
como lo exige la vida,
ansiar la falaz libertad
de una partida perdida.

Todos tenemos mil miedos,
no se trata de algo terrible.
Lo difícil es afrontarlos solos,
juntos, somos invencibles.

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